Disfunción eréctil por fuga venosa

No todas las disfunciones eréctiles son iguales y, por lo tanto, no todas responden al mismo tratamiento. En este post vamos a tratar un caso muy concreto de disfunción eréctil por fuga venosa.

En definitiva, el problema es mantener la erección, ya que se pierde de forma repentina, sin haber llegado al orgasmo. Es decir, se logra una erección, pero esta no dura. En términos médicos esta sintomatología suele indicar la existencia de una fuga venosa en el pene. Aunque en apariencia suene grave, desde el Instituto de Medicina Sexual queremos dejar claro que existen soluciones para restaurar la erección en casos de fuga venosa, para recuperar una vida sexual plena y satisfactoria.

¿Qué es la fuga venosa? ¿En qué consiste?

El hombre sí consigue una erección pero no puede mantenerla el tiempo suficiente para lograr una relación sexual satisfactoria debido a una falta de riego sanguíneo en el pene. La señal más común que indica que existe un problema de circulación peneana es perder la erección de forma súbita al cambiar de postura, al incorporarse o ponerse de pie, desde una posición supina, de estar tumbado. Cuando se logra una erección pero no se mantiene es posible que estemos ante un caso de alteración vascular venosa o una falta de aporte sanguíneo en el pene que permita la erección duradera. En términos médicos esta situación se denomina «detumescencia precoz», ya que la sangre de los cuerpos cavernosos sale del pene mucho antes de que el hombre sea capaz de llegar al orgasmo, devolviendo al pene a un estado de flacidez. De ahí el nombre «fuga venosa» o «fallo del mecanismo corporo-veno-oclusivo». Esta pérdida de sangre en la zona provoca una un problema de disfunción eréctil que puede ser parcial o total en casos más severos.

¿Es común la fuga venosa? ¿Hay factores de riesgo?

Estos casos de alteración vascular venosa suponen el 10% de la patología vascular; habitualmente asociada a una alteración arterial.

¿Cómo saber si tengo una fuga venosa?

El primer paso es realizar un diagnóstico. La historia clínica es fundamental: preguntar lo adecuado para detectar los síntomas, es una de las labores principales durante la primera toma de contacto. En nuestros centros, para saber el grado de rigidez de forma objetiva, en muchos casos se lleva a cabo una  rigidometría, que consiste medir la rigidez del pene en gramos.

Asimismo, es necesario realizar una ecografía peneana en color Doppler para poder examinar el flujo sanguíneo del pene. Es una prueba no dolorosa y tanto en Madrid como en Palma de Mallorca, contamos con excelentes ecógrafos con una amplísima experiencia en ecografía del pene. Existe una sencilla prueba que el hombre puede realizar en su casa si sospecha que hay indicios de fuga venosa. Se trata de lograr una erección tumbado sobre la cama, por ejemplo, y posteriormente, cuando se ha llegado a lo que se considera el punto de máxima erección, levantarse y caminar 4-5 pasos por la habitación. Si la erección se pierde forma brusca en pocos segundos, lo aconsejable es acudir al médico para que valore el sistema circulatorio.

Otro método para saber si estamos ante una fuga venosa es llevar a cabo una cavernosometría y una cavernosografía dinámica. Pruebas que a nuestro juicio hoy en día son obsoletas y debido al dolor que pueden provocar, las desaconsejamos.

¿Existen factores de riesgo o causas que la provoquen?

La fuga venosa es un problema vascular bastante común, aunque en los casos de disfunción eréctil no tiene un grado de incidencia muy elevado. No obstante, las fugas venosas suelen estar detrás de gran parte de casos de disfunción eréctil en jóvenes, (sobre todo en menores de 35 años).

Uno de los motivos para tener una fuga venosa es que se haya sufrido una fractura de la túnica albugínea o envoltura fibrosa de los cuerpos cavernosos del pene. Dicha fractura puede darse debido a un mal movimiento durante la relación coital en el que el pene choca contra la pelvis de la pareja y, dado que está lleno de sangre, se dobla bruscamente provocando rotura de tejidos.

En cuanto a factores de riesgo, las personas con hipogonadismo pueden presentar más tendencia a padecer una fuga venosa, que afecta directamente los mecanismos fisiológicos de la erección. El hipogonadismo o deficiencia gonadal se produce cuando las glándulas sexuales producen pocas o ninguna hormona. Las razones detrás de esta patología son variadas, desde alteraciones de la túnica albugínea (casos de curvatura adquirida o enfermedad de La Peyronie, edad, diabetes) hasta cambios neurogénicos o alteraciones de la musculatura lisa del cuerpo cavernoso. Debido a la amplia gama de motivos por los que puede haber una fuga venosa, es esencial acudir a un experto en andrología para que determine su origen y proponga el tratamiento más adecuado para cada paciente.

¿Hay tratamientos no quirúrgicos para la fuga venosa?

En la actualidad no existen tratamientos basados en fármacos orales ni tampoco de uso tópico que se destinen a tratar o corregir los problemas de disfunción eréctil por fuga venosa. Por ello, la única opción para restablecer la erección es optar por la alternativa quirúrgica.

Tratamientos quirúrgicos para la fuga venosa

Existen dos opciones de tratamiento: la cirugía reconstructiva o embolización y la cirugía de implante de prótesis de pene. Nuestro equipo médico no recomienda la cirugía reconstructiva salvo en casos muy concretos en los que la lesión vascular sea muy leve y esté localizada. Hoy por hoy, el implante de prótesis de pene es la mejor opción pues se trata de una cirugía que restablecerá la erección independientemente de si el tejido vascular del pene sigue deteriorándose. No obstante, un requisito previo indispensable es el diagnóstico completo por parte de un experto en andrología que nos oriente para escoger la opción más adecuada a nuestro caso. Según sea el cuadro clínico y los resultados de las pruebas preoperatorias, será más conveniente uno u otro procedimiento.



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