Fimosis y parafimosis
Estos dos términos están íntimamente relacionados pero no son exactamente lo mismo. Veamos las características particulares de cada patología y sus posibles soluciones.
¿Qué es la fimosis?
Es una patología masculina que se caracteriza por una estrechez del prepucio (parte de la piel del pene que recubre el glande) que provoca molestias o incluso dolor y que puede llegar a imposibilitar la retracción completa del prepucio y no poder descubrir el glande. Dicha estrechez se debe a la formación de un anillo de tejido fibroso que no permite un deslizamiento suave del prepucio en estado de flacidez y más dificultad y dolor en la erección. La fimosis dificulta la correcta higiene e incluso mantener relaciones sexuales placenteras. En ocasiones, puede ser causa de infecciones en la zona genital.
¿Es habitual la fimosis?
La fimosis es una problemática muy frecuente, especialmente en niños pequeños. No obstante, en la mayoría de los casos se corrige naturalmente y a partir de los 3 años lo más habitual es que el prepucio sea retráctil. Aun así, un 2% de los adultos presentan casos de fimosis, por lo que no es una patología que solo afecte a niños pequeños. En algunos casos no dificulta la vida diaria normal y no es necesario someterse a ningún tratamiento quirúrgico, pero esa es una decisión que debe valorar el urólogo en consulta.
¿Hay diferentes tipos de fimosis?
En primer lugar habría que diferenciar entre la fimosis congénita y la fimosis adquirida. La primera es la que presentan los bebés al nacer, en cuyo caso hay una escasa laxitud en la piel del prepucio que puede corregirse por sí sola a medida que el niño va creciendo. La adquirida, por el contrario, se puede dar tras una inflamación del prepucio o del glande o a raíz de una infección. Normalmente, los pacientes con diabetes suelen ser más propensos a sufrir este tipo de fimosis adquirida.
Asimismo podemos clasificar la fimosis en:
- Fimosis puntiforme, en la que el orificio del prepucio tiene un diámetro que casi no se aprecia y cuyo grosor y aspecto son en apariencia normales.
- Fimosis cicatrizal o anular no retraíble, en la que la piel que rodea el orificio del prepucio se ha endurecido a raíz de inflamaciones o infecciones previas.
- Fimosis anular, en la que la forma anatómica no permite la salida del glande y hay un fracaso en la retracción de la piel.
¿Qué es la parafimosis?
Esta patología supone un empeoramiento de la fimosis, ya que una vez se ha descubierto el glande, la piel del prepucio queda estrangulada y provoca una compresión y congestión del glande. Es más grave y peligrosa que la fimosis, porque podría derivar en una necrosis de la parte distal del pene por insuficiencia de riego sanguíneo. Resulta esencial acudir a un especialista para trata de reducir esta patología manualmente y, si no es posible, someterse a una intervención quirúrgica que libere la compresión prepucial, esta cirugía ocasionalmente es de urgencia
¿Qué tratamientos existen en cada caso?
En primer lugar, hay que acudir a un especialista para que determine qué patología es en cada caso y cuál es la solución más adecuada para usted. Tanto la fimosis como la parafimosis se pueden detectar con un sencillo examen anatómico y visual en la primera visita. Una vez diagnosticado y según el grado de la patología, se podrá optar por un tratamiento a base de estiramientos diarios progresivos del prepucio, por la aplicación de cremas de corticosteroides o por la intervención quirúrgica, que en los casos de fimosis y parafimosis es la circuncisión o la postectomía, que en algunos casos es más indicada y permite dejar el prepucio funcionalmente normal.
¿Cómo es el postoperatorio?
Dado que en ambos casos se trata de una intervención ambulatoria, bajo anestesia local, el paciente podrá volver a casa el mismo día de la operación, que dura alrededor de media hora. Se puede retomar la vida normal al día siguiente, siempre y cuando no se realicen esfuerzos, no se levante peso, se cuiden y limpien las heridas postoperatorias y se sigan fielmente las indicaciones del médico, pero no se pueden reanudar las relaciones sexuales hasta pasadas 3 o 4 semanas.
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