Mi experiencia en el Instituto Médico Rosselló ha sido extraordinaria. Me ha permitido renacer como el Ave Fénix.
No es el más barato, pero es el mejor. Rigurosos, prolijos, muy amables. Presentes y humanos a lo largo de todo el proceso.
El patriarca y fundador, a sus 82 años, transmite sapiencia y participa de la mayor parte de cirugías.
Mariano, el cirujano y pivote del instituto inspira confianza por su solvencia y caballerosidad. Es un médico 24×7, nunca se desconecta de sus pacientes.
Anabel, a quien sólo conocí por teléfono fue esencial para convencerme de que debía visitarlos antes de tomar una decisión.
Elena, la joven y dinámica asistente en Madrid siempre amable y atenta para las coordinaciones pre y post operatorias.
En síntesis, un equipo profesional como muy pocos. Mi profundo agradecimiento a cada uno de ellos.